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Blog de Medicina Deportiva del Grupo Quirónsalud

  • Reeducación postural y trabajo de core en jugadores de baloncesto: clave para prevenir lesiones y potenciar el rendimiento

    Mario Queralt, fisioterapeuta del Hospital Universitario Quirónsalud Zaragoza, Servicio Médico Oficial del Casademont Zaragoza

    La práctica del baloncesto exige una combinación única de potencia, velocidad, saltos repetidos, cambios de dirección y contacto constante. Estas demandas someten al cuerpo del jugador a un estrés considerable que, si no se gestiona adecuadamente, puede derivar en desequilibrios musculares, compensaciones y lesiones. Aquí es donde la reeducación postural y el entrenamiento del core se vuelven imprescindibles dentro de la fisioterapia deportiva moderna.core y baloncestocore y baloncesto

    Por qué la reeducación postural es esencial en el baloncesto

    Prevención de lesiones

    Una correcta reeducación postural permite al jugador mejorar su alineación corporal, reduciendo el riesgo de patologías tanto en el miembro inferior como en el tronco.

    La postura influye directamente en la mecánica del movimiento: un jugador con buena conciencia corporal es capaz de identificar cómo se mueve y ajustar su técnica durante el partido, evitando tensiones excesivas y movimientos lesivos.

    Mejora del rendimiento deportivo

    Una postura eficiente facilita que el jugador salte, corra y gire con menor esfuerzo, optimizando su gasto energético y reduciendo la fatiga.

    Además:

    Los músculos trabajan con mayor eficacia y generan más fuerza.

    Se mejora el equilibrio y la coordinación, claves para acciones rápidas como cambios de dirección, fintas, aterrizajes y desplazamientos defensivos.

    Se potencia la concentración y la confianza, al comprender mejor cómo se comporta el cuerpo en movimiento.

    Desequilibrios posturales y compensaciones más habituales en jugadores de baloncesto

    El baloncesto favorece la aparición de ciertos patrones posturales, como los siguientes:

    • Cifosis dorsal

    Incremento de la curva torácica, asociado a falta de extensión cervicotorácica y a posiciones de flexión mantenidas durante el bote o el tiro.

    • Lordosis lumbar aumentada

    Frecuentemente consecuencia de la debilidad del core, especialmente de la musculatura abdominal profunda y del acortamiento de los flexores de cadera.

    • Rotación interna de hombros y acortamiento del pectoral

    Posiciones prolongadas de flexión de tronco afectan a la cadena anterior del hombro y predisponen a lesiones como tendinopatías o pinzamientos.

    • Pronación excesiva del pie

    Una mala alineación del pie puede repercutir en la mecánica de rodilla, cadera y columna lumbar.

    • Compensaciones acumuladas

    Cuando estos desequilibrios persisten, aparecen compensaciones: estructuras que no deberían participar en ciertos movimientos comienzan a hacerlo, incrementando tensión y riesgo de lesión.

    Importancia del fortalecimiento del core

    El core es el motor de estabilidad y el centro de transmisión de fuerzas entre tren inferior y superior. En baloncesto, su papel es determinante.

    Un core fuerte proporciona una base sólida que permite al jugador mantener el control durante movimientos explosivos o de contacto.

    También es fundamental a la hora de mejorar la precisión, coordinación y potencia. Un core eficiente estabiliza la columna y optimiza la transferencia de fuerzas en gestos como el tiro, la defensa o los cambios de ritmo.

    Todo lo anterior se traduce en un jugador más eficaz, que se mueve mejor, se fatiga menos y tolera mejor la carga de entrenamiento y competición.

    Ejercicios recomendados para mejorar la postura y activar el core

    Dependiendo del nivel del jugador (profesional, amateur o en formación), el trabajo debe adaptarse. Algunas estrategias efectivas son:

    • Entrenamientos funcionales

    Movimientos que reproduzcan gestos del baloncesto, cuidando la alineación corporal y evitando compensaciones.

    • Pilates y yoga

    Ideales para mejorar postura, movilidad, flexibilidad y conciencia corporal.

    • Entrenamiento de fuerza

    Programas completos que incluyan tanto musculatura global como estabilizadores profundos del core: transverso del abdomen, multífidos, glúteos, diafragma, suelo pélvico.

    Cómo evaluamos la postura y la función del core

    La evaluación de la postura y del core en jugadores de baloncesto es un proceso integral que combina observación clínica, análisis funcional y pruebas específicas tanto en el consultorio como directamente en la cancha.

    En consulta, el primer paso suele ser una observación general del jugador en diferentes posiciones —de pie, sentado y en movimiento— con el objetivo de identificar posibles desviaciones como aumentos de la cifosis, lordosis pronunciadas o desalineaciones en hombros y pelvis. En algunos casos, esta observación se complementa con herramientas como la línea de plomada o sistemas de sensores que permiten analizar con mayor precisión la alineación de la cabeza, el tronco y los miembros inferiores. A continuación, se explora la movilidad articular de la columna vertebral, las caderas y los hombros para detectar restricciones o tensiones que puedan influir en su postura habitual o en su técnica de juego.

    La valoración del core dentro de la consulta también requiere una aproximación práctica. Se utilizan pruebas de estabilidad, como las planchas o los puentes, que permiten observar la capacidad del jugador para mantener una postura estable con cargas mínimas. A esto se suman pruebas de fuerza mediante dinamometría o escalas de valoración muscular. Finalmente, se analizan movimientos específicos relacionados con el baloncesto para comprobar cómo el core participa en la transmisión de fuerzas y en la estabilidad durante acciones complejas.

    Cuando pasamos a la cancha, la evaluación adquiere un carácter más dinámico y contextual. Aquí se observa cómo se coloca el jugador en reposo durante el partido, cómo adopta su postura defensiva o cómo se alinea justo antes de tirar o recibir el balón. Se prestan especial atención a los movimientos explosivos: saltos y aterrizajes, cambios de dirección, desplazamientos defensivos y acciones de dribling. Para enriquecer este análisis, suele recurrirse a cámaras o aplicaciones de biomecánica que permiten revisar el movimiento en detalle y detectar compensaciones sutiles que a simple vista podrían pasar inadvertidas.

    La función del core también se evalúa durante estas acciones en campo. Se observa si el jugador mantiene una buena estabilidad cuando aterriza, si su tronco se controla adecuadamente durante los cambios de ritmo o si pierde alineación cuando aparece la fatiga. De hecho, uno de los indicadores más reveladores es cómo responde su cuerpo después de varios minutos de juego intenso: un core eficiente permite recuperarse más rápido y mantener la calidad del movimiento incluso en situaciones de agotamiento.

    Finalmente, el propio jugador se convierte en una fuente de información clave. Preguntarle cómo percibe su estabilidad, su control durante el juego y sus sensaciones de fatiga ayuda a completar la fotografía global de su salud postural y del funcionamiento de su zona central.

    Errores más comunes al trabajar el core o la postura

    En muchos jugadores es habitual ver que, al entrenar el core, activan más la musculatura superficial que la profunda, lo que reduce la eficacia del ejercicio y favorece compensaciones que pueden acabar convirtiéndose en malas rutinas de movimiento. También es frecuente que mantengan posturas incorrectas durante los entrenamientos, reforzando patrones que luego se trasladan a la cancha.

    Por parte de los entrenadores, uno de los fallos más repetidos es no adaptar los ejercicios a las necesidades individuales de cada jugador, aplicando programas generales que no corrigen sus desequilibrios. A veces el trabajo se centra solo en ganar fuerza, dejando de lado la movilidad o el control postural, y en otras ocasiones no se supervisa la técnica, permitiendo que los jugadores repitan movimientos poco eficientes. Además, en algunos equipos aún se infravalora el papel del core en el rendimiento, lo que reduce la dedicación a este tipo de entrenamiento.

    El papel del fisioterapeuta en la salud postural del jugador

    A lo largo de la temporada, el fisioterapeuta se convierte en una figura clave para mantener el equilibrio corporal del jugador y prevenir lesiones. Su labor comienza con la identificación de desequilibrios posturales y limitaciones en el movimiento, algo esencial para comprender cómo se comporta el cuerpo del deportista durante el juego. A partir de esta evaluación, diseña programas personalizados que buscan mejorar la postura, fortalecer el core y reducir compensaciones que, con el tiempo, podrían derivar en lesiones.

    Cuando un jugador ya está lesionado, el fisioterapeuta marca el camino de la recuperación y la readaptación, asegurándose de que regrese a la cancha con la máxima seguridad y eficiencia. Además, su trabajo coordinado con entrenadores, preparadores físicos y el resto del equipo médico garantiza que cada deportista mantenga una base postural sólida que le permita rendir al máximo durante toda la temporada.

    En definitiva, la reeducación postural y el fortalecimiento del core no son complementos: son la base sobre la que se construye el rendimiento y la longevidad deportiva en los jugadores de baloncesto. Integrarlos en la rutina de entrenamiento y en la evaluación clínica marca la diferencia entre un jugador eficiente y uno que, a pesar de su talento, sufre limitaciones físicas evitables

  • Cómo evitar la pesadilla del ligamento cruzado: una lesión que asusta

    Dr. Gonzalo Samitier, cirujano ortopédico especialista en rodilla, hombro y lesiones deportivas del Hospital Quirónsalud Badalona, Patrocinador Oficial del Club Joventut Badalona y Partner de Servicios Médicos

    La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) es una de las lesiones más temidas por los jugadores de baloncesto. Este ligamento, ubicado en el centro de la rodilla, mantiene la estabilidad cuando saltas, frenas o cambias de dirección.LCA Blog deporteLCA Blog deporte

    Una mala caída, un giro brusco o un aterrizaje en una pierna pueden bastar para romperlo.

    ¿Cómo ocurre?

    En la mayoría de los casos no hay contacto directo: el jugador apoya mal, la rodilla se va hacia adentro y la tibia gira sobre el fémur, lo que se conoce como valgo forzado con rotación externa.

    Este movimiento genera una tensión tan grande que el ligamento puede romperse en milésimas de segundo.

    Además, hay factores que aumentan el riesgo:

    • Fatiga o falta de fuerza en los músculos isquiotibiales.
    • Mal control del movimiento al aterrizar.
    • Entrenamiento preventivo insuficiente.
    • En mujeres, también influyen diferencias anatómicas y hormonales.

    Cómo reconocerlo

    Cuando se rompe el LCA, el jugador suele sentir:

    • Un chasquido fuerte dentro de la rodilla.
    • Dolor intenso e incapacidad para seguir jugando.
    • Inflamación rápida (en menos de dos horas).
    • Sensación de que la rodilla "falla" o se mueve más de lo normal.

    El diagnóstico se confirma con exploración física (test de Lachman o pivot shift) y una resonancia magnética, que muestra con claridad la lesión y posibles daños asociados.

    En cuanto al tratamiento, las cirugías actuales del LCA son cada vez más efectivas y personalizadas.

    Entre los avances más destacados:

    • Reconstrucción anatómica que imita el ligamento original.
    • Fijaciones más seguras y reparaciones meniscales simultáneas.
    • Uso de injertos propios (rotuliano, isquiotibiales o cuadricipital).
    • Cirugía robótica o guiada por navegación, que mejora la precisión.
    • En casos seleccionados, incluso es posible reparar el LCA original en lugar de sustituirlo.

    Gracias a estas mejoras, los deportistas se recuperan antes y con mejores resultados.

    Rehabilitación: paso a paso

    La recuperación no se mide por semanas, sino por función y progreso.

    De forma general, se sigue este esquema:

    • Inicio (0-2 semanas): controlar dolor e hinchazón, recuperar extensión.
    • Progresión (2-6 semanas): empezar a cargar y mover con seguridad.
    • Fortalecimiento (6-12 semanas): trabajar fuerza y equilibrio.
    • Readaptación (3-6 meses): gestos técnicos del baloncesto.
    • Vuelta al juego (6-9 meses): entrenar y competir, tras evaluación funcional.

    ¿Cuándo volver a jugar?

    Antes de regresar a la pista, deben cumplirse ciertos criterios:

    • Igual fuerza y estabilidad en ambas piernas (al menos 90%).
    • Superar pruebas de salto y cambio de dirección.
    • Ausencia de dolor o inestabilidad.
    • Confianza total: sin miedo a la re-rotura.

    El regreso demasiado temprano es uno de los principales factores de recaída.

    Prevención: tu mejor defensa

    Evitar la lesión es posible. Los programas preventivos (como FIFA 11+ o PEP) reducen el riesgo hasta un 50%.

    Las claves son:

    • Fortalecer la musculatura posterior del muslo.
    • Mejorar la técnica de salto y aterrizaje.
    • Entrenar el control neuromuscular y la propiocepción.
    • Trabajar la confianza y el miedo tras una lesión.

    En resumen, la lesión del LCA puede ser dura, pero ya no es el fin de la carrera deportiva.

    Con cirugía avanzada, una buena rehabilitación y prevención constante, muchos jugadores vuelven a rendir al más alto nivel.

    Cuidar tus rodillas es cuidar tu futuro deportivo.

  • Deporte en verano de forma saludable

    Alfonso del Corral, especialista en cirugía ortopédica y jefe de Medicina y Traumatología del Deporte del Hospital Ruber Internacional

    Con la llegada del verano, aumenta la motivación para hacer ejercicio: los días más largos, el buen tiempo y las vacaciones animan a muchas personas a iniciar o intensificar la práctica deportiva. Sin embargo, este entusiasmo también trae consigo un aumento significativo en el número de lesiones.deporte y veranodeporte y verano

    Las lesiones aumentan durante el verano porque se hace más deporte. Muchas personas intentan recuperar en pocas semanas lo que no han trabajado físicamente durante el resto del año, y eso pasa factura. Un estudio de la Sociedad Española de Traumatología del Deporte (SETRADE) reveló que el 25% de las lesiones veraniegas se deben a la falta de preparación física, el sobresfuerzo y la fatiga.

    Además, el riesgo de lesionarse es mayor con la edad o el aumento de peso, ya que los músculos y tendones son más vulnerables. Para tener una buena condición física hay que realizar ejercicio todos los días durante varios meses. Si no lo haces, te rompes.

    Una manera sencilla y eficaz de iniciarse en el deporte es caminando. Comenzar con media hora diaria y aumentar progresivamente tiempo e intensidad es una excelente estrategia.

    El verano también ofrece la posibilidad de hacer actividades acuáticas, especialmente beneficiosas porque reducen el impacto sobre las articulaciones. En el agua, el cuerpo pesa menos y hay menor riesgo de lesión.

    • Respecto a los factores de riesgo y las lesiones más comunes, el sedentarismo no es el único culpable. Otras causas habituales de lesiones incluyen:
    • Uso de material inadecuado, especialmente el calzado.
    • Mala técnica al realizar los ejercicios.
    • No calentar antes de la actividad física.
    • Exceso de carga o intensidad.

    Las lesiones más comunes son las contracturas, sobrecargas musculares, tendinitis, esguinces de tobillo o rodilla, fascitis plantar, lumbalgias, y en los casos más graves, roturas de ligamentos y luxaciones. También existe el riesgo de problemas graves como infartos o insuficiencias respiratorias, especialmente en personas que no conocen su estado de salud. Por eso, antes de empezar cualquier rutina deportiva, es recomendable acudir al médico para realizar una revisión general, incluyendo pruebas cardiológicas, podológicas y de columna.

    Aunque seas deportista habitual, en verano hay que extremar las precauciones:

    • Evita las horas de más calor, especialmente entre las 12:00 y las 17:00 horas.
    • Hidrátate constantemente, ya que la sudoración es mayor.
    • Utiliza ropa ligera y transpirable, así como un calzado adecuado para el deporte elegido.
    • Calienta siempre antes de empezar cualquier actividad.
    • Además, es preferible hacer ejercicio por la mañana si estás en zonas urbanas, ya que la contaminación aumenta a lo largo del día.

    Aunque parezca saludable, caminar por la arena puede ser contraproducente, la superficie irregular y la inclinación de algunas playas pueden provocar esguinces o sobrecargas. En lugar de ello, es recomendable correr o caminar sobre césped con el calzado adecuado.

    Si tienes en mente practicar un deporte específico como el fútbol, no empieces jugando en un campo grande. Lo ideal es adaptarse poco a poco, con sesiones cortas y progresivas. Si no estamos preparados no se puede correr 100 metros, tenemos que empezar con 20.

    En definitiva, el verano puede ser un gran momento para mejorar nuestra forma física, pero es fundamental hacerlo con sentido común y preparación. Iniciar la actividad física de forma progresiva, cuidar la técnica, usar el material adecuado y prestar atención a las señales del cuerpo son las mejores garantías para disfrutar del deporte sin riesgos. Lo importante no es hacerlo todo rápido, sino hacerlo bien.

  • Lesiones de espalda en el tenis: el gran reto silencioso de los profesionales

    Dr. Luis Serratosa, responsable de la Unidad de Medicina del Deporte de centro médico-quirúrgico Olympia y Hospital Universitario Quirónsalud Madrid

    Entre el 21 de abril y el 4 de mayo de 2025, la Caja Mágica acoge una nueva edición del Mutua Madrid Open, un torneo de referencia mundial donde se dan cita las mejores raquetas del planeta.

    Aunque los deportes de raqueta se caracterizan por su dinamismo y exigencia, su práctica continuada y de alto rendimiento puede pasar factura al cuerpo del deportista. El tenis, en particular, implica un esfuerzo asimétrico: aunque se trata de un deporte que se juega en pareja o en igualdad de condiciones frente al oponente, no ocurre lo mismo en el cuerpo del tenista. Los movimientos repetitivos y unilaterales generan un desequilibrio muscular, sobre todo en la zona del tronco, lo que con frecuencia desemboca en lesiones de espalda.GettyImages-869096300GettyImages-869096300

    Dolor lumbar: una lesión frecuente y limitante

    Una de cada cinco lesiones en el tenis afecta a la espalda, siendo la zona lumbar la más comprometida. Las causas están ligadas principalmente a la biomecánica del juego: saques con hiperextensión de tronco, golpes de drive o revés con rotaciones intensas, y constantes desplazamientos laterales que implican arranques explosivos y frenadas abruptas. Todo ello genera una carga importante en la columna vertebral, especialmente cuando la musculatura estabilizadora no está adecuadamente fortalecida.

    El saque liftado, uno de los más utilizados por su efecto y velocidad, es especialmente lesivo para la espalda, al exigir una mayor exigencia muscular en la cadena posterior y un mayor arco en la espalda al momento del impacto. Lo mismo ocurre, aunque en menor medida, con el saque plano, donde también se demanda un alto grado de fuerza y coordinación.

    Prevenir, la mejor medicina

    La prevención es la clave para evitar que las lesiones de espalda frenen la carrera de los tenistas, ya que, a diferencia de otras dolencias, el dolor lumbar puede impedir directamente la participación en competición. Un calentamiento adecuado y específico para la espalda, junto con estiramientos postpartido, son prácticas básicas que marcan la diferencia.

    Además, es fundamental trabajar de forma específica la musculatura del tronco y la pelvis, con el objetivo de dotar al cuerpo de mayor estabilidad ante los movimientos bruscos. La elección de una raqueta adaptada a las características del jugador —con especial atención a la tensión del cordaje y el tamaño del grip— y una técnica bien depurada completan las herramientas esenciales de prevención.

    En definitiva, la espalda, como columna vertebral del rendimiento en el tenis, exige atención, entrenamiento y cuidado continuo. Porque solo con un cuerpo equilibrado se puede aspirar al juego perfecto.

  • La importancia de un buen calentamiento en invierno

    Dr. Rafael López Arévalo, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatogía del Hospital Quirónsalud Málaga

    El pasado fin de semana se ha celebrado la trigésimo cuarta edición de la TotalEnergies Media Maratón de Málaga y, por tercer año consecutivo, ha contado con Quirónsalud como Proveedor Médico Oficial. La meteorología estos días no ha acompañado, pero salir a correr cuando hace mal tiempo puede ser una bonita experiencia que no tiene porqué ser también arriesgada si se tienen en cuenta unas pequeñas precauciones que ayudarán evitar ese riesgo.running inviernorunning invierno

    El mal tiempo no puede ser un impedimento ni una excusa para abandonar nuestros entrenamientos y cesar en nuestros objetivos. Además, correr con bajas temperaturas tiene numerosos beneficios para el organismo. Entre los más relevantes están:

    • Mayor consumo de calorías.
    • Refuerzo del sistema inmunológico.
    • Más energía para afrontar el invierno.
    • Mejora de la resistencia.

    Para quienes practican running, adaptarse al frío no solo implica elegir la ropa adecuada, sino hacer también ajustes en la rutina de preparación física.

    Cuando la temperatura exterior es baja, los músculos necesitan más tiempo para alcanzar unas condiciones óptimas y al cuerpo le cuesta más esfuerzo entrar en calor. Los primeros minutos es completamente normal sentirse rígido e incómodo.

    Para evitar esta sensación y comenzar los entrenos con todas las garantías de éxito, debemos dedicar más tiempo de lo normal al calentamiento. Si, por el contrario, empezamos a aumentar el ritmo antes de alcanzar la temperatura y elasticidad adecuadas podríamos estar forzando demasiado la musculatura. Aumentando considerablemente el riesgo de sufrir una lesión.

    ¿Por qué es importante calentar en días fríos?

    Aumenta la temperatura corporal: En climas fríos, nuestros músculos y articulaciones están más rígidos. El calentamiento incrementa el flujo sanguíneo, lo que mejora la elasticidad muscular y la movilidad articular.

    • Reduce el riesgo de lesiones: la falta de activación sin un buen calentamiento aumenta el riesgo de lesiones.
    • Mejora el rendimiento: Un cuerpo bien preparado responde mejor a la actividad física, aumentando la eficiencia muscular y la coordinación.
    • Activa el sistema cardiovascular: Incrementar gradualmente el ritmo cardíaco ayuda al corazón a adaptarse a las demandas del ejercicio, evitando un esfuerzo repentino.
    • Favorece la conexión mente-cuerpo: El calentamiento también sirve como un espacio mental para concentrarse y prepararse para el entrenamiento.

    Componentes de un calentamiento efectivo

    Un buen calentamiento debe incluir ejercicios progresivos que activen diferentes partes del cuerpo:

    • Movilidad articular: realizar movimientos suaves en toda su amplitud para mejorar el rango de movimiento sin dejar articulaciones intermedias.
    • Activación cardiovascular: Ejercicios que aumenten gradualmente la frecuencia cardíaca.
    • Activación muscular: Movimientos que preparen los grupos musculares principales para el esfuerzo.
    • Estiramientos dinámicos: Ejercicios que combinen movimiento y estiramiento para mejorar la flexibilidad y preparar los músculos.

    Propuesta de sesión de calentamiento genérica

    Para que puedas ponerlo en práctica, te dejamos una sesión de calentamiento que solo te llevará 10-15 minutos y te ayudará a ponerte a punto para comenzar la práctica deportiva.

    1. Movilidad articular (3-4 minutos)

    • Círculos de cuello: Gira suavemente la cabeza hacia los lados y realiza círculos lentos.
    • Rotaciones de hombros: Realiza círculos amplios hacia adelante y hacia atrás.
    • Rotación de cadera: Coloca las manos en la cintura y haz movimientos circulares con la cadera.
    • Flexión y extensión de rodillas: Realiza pequeñas sentadillas controladas.
    • Flexo extensión de tobillo

    2. Activación cardiovascular (4-5 minutos)

    • Marcha en el lugar: Eleva las rodillas al nivel de la cadera mientras balanceas los brazos.
    • Saltos suaves: Haz saltos pequeños sin impacto excesivo para calentar el cuerpo.
    • Skipping bajo: Corre en el lugar levantando ligeramente las rodillas.
    • Talones al glúteo: Corre en el lugar llevando los talones hacia los glúteos.

    3. Activación muscular (3-4 minutos)

    • Puentes de glúteos: Acuéstate boca arriba, flexiona las rodillas y eleva la pelvis, apretando los glúteos al hacerlo.
    • Plancha con toque de hombro: En posición de plancha, toca alternadamente cada hombro con la mano contraria.
    • Zancadas estáticas o lunges: Da un paso hacia adelante y flexiona ambas rodillas, manteniendo la espalda recta.
    • Sentadillas o squads: flexionar las rodillas y bajar el cuerpo manteniendo la verticalidad, para luego regresar a una posición erguida.

    4. Estiramientos dinámicos (3 minutos)

    • Balanceo de piernas: Sostén una pared y balancea una pierna hacia adelante y atrás.
    • Círculos con los brazos: Gira ambos brazos de manera amplia hacia adelante y hacia atrás.
    • Estiramiento lateral: Inclínate hacia un lado con un brazo por encima de la cabeza, alternando lados.

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Sobre este blog

La actividad deportiva se ha instalado de manera definitiva en nuestro día a día, tanto a nivel profesional como de aficionado. Y es que mantenernos activos gracias a la práctica de algún deporte se ha convertido en un elemento fundamental para disfrutar de una vida saludable gracias a sus múltiples beneficios físicos y psicológicos. Si quieres conocer todo lo que el deporte puede hacer por ti, y cómo practicarlo de forma segura, en este blog podrás encontrar los mejores consejos de nuestros expertos en medicina deportiva.

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